Hace unas semanas cierto amigo se 'desconectó' de Facebook, Instagram, grupos de Whatsapp, etc. ¿Motivo? Pasaba demasiadas horas pegado al móvil. Y me hizo pensar que no le falta razón. A veces se necesita una decisión radical para ajustar el equilibrio de nuestra vida. Malgastamos mucho tiempo con el móvil, internet y las redes sociales. Digo que malgastamos, porque las redes sociales son una herramienta tecnológica increíble y como tal, puede utilizarse bien o mal, depende cómo queramos invertir nuestro tiempo.
Soy defensor de todo lo que nos pueda conectar como personas, sobretodo cuando el mundo laboral y personal nos tiene alejados de aquella gente que conocemos pero, sin caer en la incongruencia, estar al tanto de lo que les pase a nuestros amigos no nos hace mejor amigos. Critico (y autocritico) que dejamos de lado todo lo que nos permite sociabilizarnos, perdemos el tiempo viendo 'qué ha hecho este fin de semana aquel amigo que hace meses que no veo' cuando directamente, y con la misma plataforma, podemos quedar con él para tomar un café, una cerveza, un almuerzo o visitarlo. Pocas cosas más bonitas pueden pasar en este mundo que disfrutar de este tipo de ratos mientras podamos.
El tren de las nuevas tecnologías pasa y no es obligatorio montarse en él, que quede claro. Pero si nuestra decisión es la de estar a la onda, aunque sea un poquito, hoy en día es inevitable estar 'conectado'. Nos ha facilitado seguir estando en contacto con esos compañeros de estudios que no vemos en años. Pero también nos ha hecho más holgazanes con los que tenemos a mano. En el equilibrio se encuentra el éxito. Con el buen manejo obtendremos recompensa. Dediquemos el tiempo a lo verdaderamente importante, nuestra familia, nuestros amigos, las personas. Y si en vez de hacerlo a través de una pantalla, lo hacemos directamente, mucho mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario