La polémica está servida desde el pasado año. Pero no aprendemos, parece que se nos olvida la pandemia por momentos. Y aquí vienen las inútiles propuestas: por la izquierda, reuniones de 500 personas, porque a partir de 501 ya sería un problema; por la derecha, prohibir y no hacer nada. No hacer nada si se trata del 8M, si se trata de un mitin de Vox en el centro de Sevilla, adelante.
Blanco o negro. Madrid sí y Cataluña no. Esas son las opciones que dan los medios de 'manipulación' para que sigamos entretenidos y despistados a otras noticias como los 4 millones de parados y 900.000 personas en ERTEs, o a la desfachatez de la Monarquía y Juan Carlos I pagando a deshoras impuestos con 'limosnas amistosas',
Además de los más de 70.000 fallecidos oficiales, nos hemos olvidado de los miles de hosteleros y puestos de trabajo que no pueden realizar su labor en plenitud y que, en un buen porcentaje, cesarán su actividad para siempre. También de aquellas parejas que no han podido celebrar su boda como querían, familias que no se pueden reunir, viajes y vacaciones cancelados y un sinfín de situaciones más o menos trágicas y sobrecogedoras que se han tenido que dejar de hacer, al menos, como queríamos, para mostrar nuestro lado más responsable. Son datos espeluznantes, dignos de una película de terror.
¿Hay otras alternativas? Por supuesto. Desde manifestarse en coche con megáfonos y altavoces montando la cola más larga del mundo si fuera necesario a llenar balcones y fachadas de banderas con mensajes. La manifestación nunca se perdió con la pandemia, pero si que debió adaptarse.
Estamos en el año 2021 con teléfonos móviles e internet aunque, en ocasiones, nos empeñemos en volver a 1936. Son tantas las formas... Pero en la búsqueda de lo incómodo y lo imposible dejamos de lado la sensatez y la lógica. Y en este caso, nos dejamos la solidaridad.
Un servidor está tremendamente cansado de las dos Españas, de tener que ser de algún extremo, de la provocación incesante para la confrontación demagógica inútil. De que los políticos se apropien indebidamente de lemas, días y banderas y luchen entre ellos con todas sus fuerzas por cuestiones insignificante. Porque la cuestión principal no es salir a la calle y hacer ruido, la cuestión ese día es la MUJER. Otra política es posible, aunque cada día la veo menos probable.